Déjà vu, nuevas teorías
Fuente: El universal
El término déjà
vu es de origen francés y significa "ya
visto". Fue empleado por vez primera por E. Setter Boirac,
en 1876, quien le llamó "la sensación déjà vu". En
Quién no ha experimentado esa extraña sensación de haber vivido ya algo que en efecto está ocurriendo en el presente, de haber visto ya una escena al grado de casi poder predecir lo que ocurrirá al siguiente momento sin podérselo explicar: quién no ha tenido un déjà vu.
El término déjà vu es de origen francés y significa “ya visto”. En el caso de la lengua española, el vocablo se ha asimilado tal cual, pues no existe una palabra equivalente para traducirlo.
Uua
encuesta efectuada en 1986 por el Consejo Nacional de Investigaciones de
Opinión de
Existe una gran variedad de intentos por explicar el déjà vu. Algunos de ellos lo atribuyen a cuestiones sicológicas, en tanto que otros responsabilizan a factores físicos. En ese sentido, en 1884 las teorías sugerían que el fenómeno obedecía a que un hemisferio del cerebro recibía información antes que el otro, por fracciones de segundo.
Para 1895 el investigador británico Frederic W. H. Myers planteaba que la “mente subconsciente” registraba la información percibida por los sentidos, antes que la mente consciente. Sin embargo, a la fecha el déjà vu continua siendo un misterio, en relación a sus asociaciones con procesos biológicos.
Para aquellos que creen en la reencarnación, el déjà vu es causado por fragmentos de una vida pasada que emergen hasta la superficie de la mente consciente atraídos por imágenes, sonidos, aromas u otros estímulos familiares a quienes lo experimentan. Otras explicaciones que se aventuran se relacionan con fenómenos como la clarividencia y la telepatía.
Por su parte, algunos creyentes de las experiencias paranormales señalan que el déjà vu es ocasionado por una “proyección astral” en la cual el espíritu de quienes lo experimentan ha viajado -tal vez en sueños- a los lugares que reconoce, sin haberlos visitado previamente de manera física. Algunos más, con apego a las teorías de Carl G. Jung, lo achacan a la influencia del denominado "inconsciente colectivo".
Lo cierto es que, dada la gama de explicaciones poco o nada serias acerca del déjà vu, los científicos habían optado por mantenerse al margen de estos avatares, por considerarlos fuera de su ámbito de competencia, en otras palabras, carentes de cientificidad.
La ciencia a escena
El déjà vu, que fue motivo de interés de San Agustín, Sir Walter Scott, Leon Tolstoi y Charles Dickens, entre otros personajes, fue ignorado por la mayoría de los científicos hasta finales del siglo XIX, debido a que era considerado como un fenómeno interesante, pero insoluble.
Sin embargo, el libro La
experiencia del déjà vu:
ensayos en psicología cognitiva, de Alan S. Brown,
profesor de psicología en
Brown afirma que, a pesar de la ignorancia de los científicos con relación a este fenómeno, por considerarlo "demasiado fantasmagórico" para su gusto, "el déjà vu es real, y al llevarlo al laboratorio podemos comenzar a comprenderlo".
Según el investigador, las teorías para explicar el déjà vu pueden agruparse en cuatro grandes familias: en primer lugar está la hipótesis del "doble procesamiento", según la cual la memoria tiene dos canales diferentes, uno para recuperar la información y otro de familiaridad.
Esta teoría propone que el fenómeno tiene lugar cuando se activa el canal de familiaridad, pero no el de recuperación de la información.
A la segunda categoría pertenecen las teorías puramente neurológicas, sustentadas en el hecho de que los enfermos de epilepsia con frecuencia experimentan el fenómeno déjà vu justo antes de sufrir un ataque. Los investigadores que siguen esta premisa también han encontrado que pueden provocar experiencias de déjà vu cuando estimulan ciertas partes del cerebro con pequeñas descargas eléctricas.
En tercer lugar está el postulado que propone que el déjà vu está provocado por algo que en realidad hemos visto o imaginado antes en la vida real, pero también en una película, un libro o incluso un sueño. Así, un elemento que quizá pertenece a otro contexto se cuela en el presente y es suficiente para desatar la sensación.
Por último están las hipótesis de la doble percepción, las cuales plantean que en nuestro proceso normal de percepción de la realidad a veces se produce una breve interrupción, o lapsus, que hace que algo aparezca como conocido cuando en realidad no lo es.
En la actualidad, Brown, junto con otros investigadores, está llevando a cabo experimentos para dar respaldo a esta última hipótesis y despejar algunas de las incógnitas que dejan atónitos a los expertos y siguen ocasionando la desconfianza de los científicos. Sin embargo, el camino por recorrer aún es largo. (Con información de EFE, Reuters y KRT)